En Memoria

EN MEMORIA DE TODOS AQUELLOS QUE DIERON SU VIDA POR LA LIBERTAD EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA.

sábado, 1 de octubre de 2011

Cartillas de Racionamiento y El Extraperlo



Ya cautivo y desarmado el Ejército rojo, a España no le quedaba otra que ponerse a la tarea de sobrevivir. Tener un huerto, un monte cercano o el mar a la vista fue un privilegio en comparación con quien sufrió el hambre en las ciudades, sobre todo a partir de 1941. Con los productos de primera necesidad racionados en dosis controladas por la Comisaría General de Abastecimientos (en cantidades que no alcanzaban para evitar la desnutrición) y una catastrófica política agraria, lo que más rápido arraigó en suelo español fue el mercado negro.



Al inicio de la guerra civil española, ante la escasez de subsistencias , surgió un mercado negro, que se agravó al finalizar la contienda, por la aparición de una descomunal hambruna, en la que los ciudadanos, se veían privado del sustento mas necesario, para llevar la vida de nuestras familias adelante, ante los momentos mas difíciles de nuestra existencia.

Los productos de estraperlo se podían intercambiar o comprar. En un país donde aparentemente no había de nada, con provincias como Jaén, que en 1942 alcanzó una tasa de mortalidad infantil del 35% por la desnutrición y la ingesta de peladuras de patata u otros residuos, si se tenía dinero, se podía conseguir casi de todo.
Las autoridades establecieron las Cartillas de Abastecimiento, en la que semanalmente se retiraban de los comercios el cupo de artículos de primera necesidad, asignado a cada familia.

Dinero de Franco
La dictadura acabó con los ahorros de media España, al retirar de la circulación 13.251millones de pesetas republicanas y anular 10.356 millones más en dinero bancario.
Un kilo de azúcar costaba 1,90 pesetas a precio de tasa. En el mercado negro, costaba 20. El aceite para el racionamiento se pagaba a 3,75 el litro y a 30 de estraperlo. Una ley de 1941 que amenazaba con la pena de muerte a los especuladores no sirvió más que para provocar el suicidio de un hombre de Zaragoza que, por miedo, se arrojó al Ebro.

En los pueblos, muchos se dedicaban a la maquila, moliendo clandestinamente los cereales, para hacerse de harinas, que vendían a precios desorbitados.
Juana Doña, militante comunista a quien suprimieron la cartilla de racionamiento cinco años antes, ya que fue detenida y permaneció en la cárcel durante tres lustros contaba: «200 gramos de azúcar por familia, medio kilo de arroz, un cuartillo de aceite, dos kilos de patatas… Y así cada quince días o un mes. Éramos ocho en casa: cinco hermanos, los padres y una tía. Casi todo mujeres, por cierto»En las calles se ofrecía sobre todo pan y tabaco. Es igual que los negros que venden hoy discos». «Había hornos de pan ilegales. En cada portería, en cada esquina, una mujer mayor vendía con una bolsa exponiéndose a 15 días de cárcel –las tristemente célebres quincenas–. Los hombres fumaban guarrerías, así, cuando iban a trabajar a las cinco de la mañana, ya había mujeres vendiéndoles tabaco». «Las falsas embarazadas erán legión: Su vientre ocultaba aceite –carísimo–, harina, judías, carbón…».

El término estraperlo o straperlo es usado en España para referirse al comercio ilegal de bienes sometidos a algún tipo de impuesto o tasa por el Estado. Por extensión, es una actividad irregular o intriga de algún tipo, y se usa como sinónimo de mercado negro. A quien practica el estraperlo se le llama estraperlista.

El origen de este acrónimo está en un escándalo político ocurrido durante la Segunda República Española, producido como consecuencia de la introducción de un juego de ruleta eléctrica de marca "Straperlo", nombre derivado de Strauss, Perel y Lowann, apellidos holandeses de quienes promovieron el negocio, y que habrían aportado al acrónimo letras en cantidad proporcional a la participación en la empresa[1] (otras versiones afirman que el término procede solamente de los dos primeros nombres).

Cuando se descubrió que el juego que proponían los extranjeros era fraudulento, la policía intervino y se prohibió. Los timadores, enviaron un par de cartas a Lerroux tío en un tono claramente chantajista y el político no hizo ningún caso. Así que puestos a llevar la cuestión hasta sus últimas consecuencias, los estafadores no tuvieron reparo en comunicar los sobornos hechos a Alcalá-Zamora y hacerlos públicos. La prensa se encargó de agitar debidamente el tema para que finalmente Alejandro Lerroux viera finiquitada su carrera política por este hecho.



A partir de este escándalo la palabra estraperlo ha quedado como sinónimo de chanchullo, intriga o negocio fraudulento. Así, por extensión, se denominó también estraperlo, durante la posguerra española, al comercio ilegal (mercado negro) de los artículos intervenidos por el Estado o sujetos a racionamiento (decretado por el régimen de Franco desde 1936 hasta 1952), recibiendo el apelativo de estraperlistas los que se dedicaban a tal comercio.

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